De camino a los acantilados de aves de Látrabjarg, en el extremo más occidental de Islandia, no se perderá el diminuto pueblo de Breiðavík, con su larga, ancha y abierta playa frente al interminable océano.

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El pueblo en sí, o más bien un conjunto de casas, consta de un Hotel Breidavik Guesthouse con (para Islandia) precios muy razonables, dos casas más pequeñas y una iglesia de aspecto romántico de típica arquitectura islandesa.

El principal hito natural de Breiðavík es la playa de más de 2 km de fina arena dorada y rocas de lava negra que llena toda la bahía del amplio fiordo. Un viento constante del oeste arrastra la arena de la playa tierra adentro, hacia el interior cubierto de hierba, y los acantilados rocosos adyacentes también están cubiertos de ella.

Breiðavík está justo al lado de la carretera 612 que lleva a Látrabjarg y no tiene pérdida.