La escalinata del Calvari, en Pollence, conduce a una pequeña capilla en la cima. En total se suben 365 escalones, uno por cada día del año. Están rodeados de cipreses a ambos lados y un total de 14 cruces de tres metros de altura, que simbolizan el sufrimiento que Jesús tuvo que soportar en su Vía Crucis.

En honor a esto, el Viernes Santo, durante la Pascua, una estatua tallada de Jesús se baja de la cruz a la iglesia, toda la procesión camina en completo silencio, iluminando su camino con antorchas. Es un ritual de Semana Santa muy impresionante.

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Desde lo alto, si hace buen tiempo, se puede contemplar la cercana Formentor y el valle. Pollença se ha convertido en una atracción turística en los últimos años, con multitud de bares de tapas, elegantes boutiques y tiendas de recuerdos. Todos los domingos se celebra un famoso mercado local.